La judería de Besalú

Los judíos habitaron el barrio junto al río Fluvià de Besalú durante más de cinco siglos y su patrimonio ha perdurado hasta la fecha. Se establecieron en el Condado de Besalú a partir del siglo IX y vivieron en las calles principales hasta que fueron obligados a residir únicamente en lo que posteriormente sería la judería.

Si quieres descubrir cómo era la ciudad judía de Besalú, pasea por las calles y plazas del barrio medieval, donde encontrarás la carnicería, la panadería, la cárcel, el edificio de la administración judía... Y como monumentos emblemáticos de esta época: el puente que daba acceso a la villa, las calles del Pont Vell, de Tallaferro y del Portalet, la casa Astruc o Cúria Reial y la plaza de los Judíos, donde se encontraban la antigua sinagoga y la entrada al micvé, el baño judío de purificación.

Las visitas guiadas que organiza la oficina de turismo de Besalú son la mejor forma de visitar la judería y aprender más sobre la historia judía de la población.

La sinagoga de Besalú

En la judería se encuentran todas las instituciones y edificios públicos judíos, excepto el cementerio. El edificio principal era la sinagoga, que data del siglo XII y que se encuentra junto al río Fluvià. Es una de las sinagogas más antiguas y bien conservadas de España y merece la pena visitarla para admirar su arquitectura y aprender más sobre la vida judía en la villa.

Aparte del micvé, el conjunto de la sinagoga cuenta con el patio donde se realizaban festivales y bodas; la escuela, en la que se impartían clases a niños y adolescentes, y la sala de oración, con galería superior para las mujeres separada del espacio para los hombres.

El micvé de Besalú

El micvé es un baño ritual judío que se utiliza para la purificación del cuerpo en los rituales religiosos. Las mujeres se purificaban varias veces a lo largo de su vida, por ejemplo, antes y después de los partos o de la boda. Los hombres religiosos se purificaban los viernes para preparar el sábado, el día dedicado a Yahvé.

El micvé de Besalú se encuentra bajo los restos de la antigua sinagoga, cerca del río Fluvià, y se cree que data de finales del siglo XII, convirtiéndolo en uno de los más antiguos de Europa, y el único descubierto en la península ibérica.

Para acceder, se debe bajar por una escalera de 36 escalones hasta un pequeño cuarto donde hay una piscina de 2,5 metros por 1,5 metros. El ritual consiste en bajar los últimos 7 escalones y sumergirse tres veces para purificarse.